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Identificar deficiencias nutricionales

Cómo identificar y solucionar deficiencias de nutrientes en plantas de cannabis

Actualizado: septiembre 2025 | Deficiencias de nutrientes
Autor: Equipo de Cultivo Cannapot | Tiempo de lectura: siete minutos

Cómo detectar deficiencias nutricionales en las plantas de cannabis

Cultivar cannabis puede ser gratificante, pero a veces te deja pensando. Puede que riegues con regularidad, que mantengas el horario de luz correcto y aun así veas a tus plantas comportarse raro: hojas amarillas, crecimiento lento, colores extraños.
La mayoría de las veces, eso significa que a la planta le falta algo que necesita. Un nutriente, generalmente.

Cuando aprendes a reconocer esas señales, todo se vuelve más fácil. Piensa que es como “escuchar” a tu planta. No habla, pero te muestra lo que va mal si miras de cerca. Vamos a repasar las carencias más comunes y cómo solucionarlas sin complicarlo.

¿Por qué ocurren las deficiencias de nutrientes?
El cannabis, como cualquier ser vivo, necesita alimento — en este caso, nutrientes.
Los principales son nitrógeno, fósforo y potasio. Luego hay otros secundarios como magnesio, calcio, hierro y algunos más que también importan mucho. Si falta uno o está bloqueado, la planta empieza a sufrir.

Normalmente, los problemas de nutrientes vienen de una de estas causas:

  • El pH está fuera de rango. Si está demasiado alto o demasiado bajo, las raíces no pueden absorber lo que necesitan.

  • Sobrealimentación o subalimentación. Dar demasiado de algo puede bloquear otros.

  • Estrés ambiental — noches frías, aire seco o demasiada humedad.

  • Problemas de raíces. Raíces dañadas o apretadas no absorben bien, aunque los nutrientes estén ahí.

A veces verás varios problemas a la vez. Puede verse desordenado, pero casi siempre se reduce a lo básico: lo que come la planta y cómo lo absorbe.

Las deficiencias de nutrientes más comunes

1. Deficiencia de nitrógeno

Deficiencia de nitrógeno: fácil de detectar en las plantas de cáñamo

Suele detectarse pronto. Las hojas inferiores empiezan a amarillear. El resto de la planta quizá siga viéndose bien un tiempo, pero notarás crecimiento más lento y tallos más finos. En conjunto, se ve “cansada”.

Por qué pasa:
La planta simplemente no recibe suficiente nitrógeno. Puede que el sustrato esté viejo, o que el pH esté demasiado alto. A veces se añade demasiado fósforo o potasio y eso frena el movimiento del nitrógeno por las raíces.

Cómo arreglarlo:
Usa un fertilizante suave algo más cargado en nitrógeno o mezcla algo de compost. Nada sofisticado — alimentación constante.
Además, mide el pH. Mantén entre 6 y 7 si cultivas en tierra, o un poco menos en hidro.
Si corriges pH y alimentas con suavidad, verás brotes verdes nuevos en una o dos semanas.

2. Deficiencia de fósforo

Deficiencia de fósforo: cómo reconocerla fácilmente

Los problemas con fósforo se notan de formas raras. Las hojas pueden ponerse verde oscuro al principio y luego tomar tonos morados o rojizos. Los tallos también pueden verse algo teñidos. El crecimiento se frena y, en floración, los cogollos no se forman bien.

Por qué pasa:
El sustrato frío es una de las razones más grandes. Las raíces se ralentizan cuando baja la temperatura y el fósforo se queda ahí sin usarse. El exceso de riego puede causar lo mismo. Y otra vez, un pH incorrecto lo empeora.

Cómo arreglarlo:
Añade un suplemento suave de fósforo — harina de hueso o cualquier fórmula de floración sirve.
Mantén la sala lo bastante caliente, alrededor de 20 °C, más o menos.
Y de nuevo, revisa el pH. En torno a 6–7 permite que el fósforo se mueva por las raíces.

3. Deficiencia de potasio

Deficiencia de potasio en el cannabis

Esta puede ser escurridiza. Las puntas de las hojas empiezan a marronear y luego los bordes se “queman”. Las hojas pueden curvarse un poco hacia abajo. Podrías pensar que es quemadura de luz, pero no lo es. La planta se ve débil aunque riegues bien.

Por qué pasa:
El potasio no siempre “desaparece”. Queda bloqueado cuando el sustrato está demasiado húmedo o demasiado compacto. La humedad alta también estorba la absorción. A veces, otra vez, es tema de pH.

Cómo arreglarlo:
Puedes dar algo natural como harina de algas (kelp) o incluso mezclar cáscara de plátano seca en el sustrato. Ambas ayudan con el potasio.
Pero antes de añadir nada, asegúrate de que el sustrato drena bien. Demasiada agua desplaza el aire y ahí es cuando las raíces dejan de trabajar.
Si ajustas pH, apunta a 6–7. No tiene que ser exacto. A las plantas les viene bien una ligera variación; mantiene el flujo de nutrientes.
Cuando corriges el entorno, las hojas nuevas suelen salir sanas, aunque las viejas se queden dañadas.

4. Deficiencia de magnesio

Deficiencia de magnesio en las plantas: fácil de detectar

Puede ser engañosa. Lo primero que se ve es amarilleo entre las venas en las hojas más viejas. Las venas se mantienen verdes un tiempo, lo que hace que el amarillo resalte más. Con el tiempo aparecen manchas marrones y las hojas pueden curvarse o caerse.

Por qué pasa:
Suele venir de un pH demasiado bajo, o porque ya hay demasiado calcio o potasio en el sustrato. Esa combinación impide que el magnesio se mueva.

Cómo arreglarlo:
Añade un poco de sal de Epsom. Es barata, fácil y actúa rápido. Puedes mezclarla con agua y regar las raíces o aplicarla en spray foliar.
Solo no te pases. Una cucharada por galón (aprox. 3,8 L) suele ser suficiente.
Después de una semana, notarás que las hojas nuevas vuelven a salir verdes.

5. Deficiencia de hierro

La deficiencia de hierro: un problema nutricional difícil de detectar

Se parece a la de magnesio, pero aparece primero en los brotes más nuevos. El crecimiento nuevo se vuelve pálido o amarillo, mientras las venas permanecen verde oscuro. La planta se ve “lavada”.

Por qué pasa:
Un pH demasiado alto es la causa principal. Cuando el pH pasa de 7, el hierro deja de estar disponible. El exceso de riego lo empeora porque las raíces “se ahogan” y dejan de tomar minerales.

Cómo arreglarlo:
Prueba una pequeña dosis de hierro quelatado o un spray foliar. Baja un poco el pH — alrededor de 5,5 a 6,5 va bien para la mayoría.
Cuando se corrige, las siguientes tandas de hojas empiezan a verse verdes otra vez. Lleva su tiempo, pero funciona.

Cómo prevenir deficiencias
Detectarlas a tiempo está bien, pero prevenirlas es mejor. Estas cosas mantienen las plantas estables a la larga.

Mantén el pH bajo control
Esto es lo que más importa. Al cannabis le gusta el suelo ligeramente ácido. Quédate entre 6 y 7. En hidro, un poco más bajo. Si mantienes ese equilibrio, la mayoría de los problemas de nutrientes ni aparecen.

Alimenta de forma pareja
No hace falta dar fertilizantes fuertes todo el tiempo. Una alimentación estable y equilibrada funciona mejor que pasarse. Si prefieres orgánico, té de compost o humus de lombriz van bien. Si usas abonos de botella, sigue el extremo “ligero” de la etiqueta.

Riega bien
Deja que el sustrato respire. Riega solo cuando la capa superior (unos 2–3 cm) se sienta seca. Los agujeros de drenaje son importantes — el agua estancada causa más problemas de lo que parece.

Mantén un entorno estable
Evita saltos grandes entre noches frías y días muy calurosos. Mantén la humedad alrededor de 40–60 %. Las plantas sufren menos cuando todo se mantiene estable.

Obsérvalas de cerca
Mira las hojas a menudo. Te cuentan todo antes de que el problema sea serio. Si algo se ve raro, para, piensa y ajusta despacio. Arreglar con prisas suele empeorar las cosas.

Reflexión final
Los problemas de nutrientes suenan complicados, pero son parte del cultivo. Cuando los has visto un par de veces, empiezas a reconocer las señales al momento. La mayoría de las plantas se recuperan en cuanto reciben lo que necesitan.

En Cannapot hemos visto a todo tipo de cultivadores lidiar con lo mismo. Ya sea en interior o exterior, un buen sustrato, una alimentación adecuada y la genética correcta marcan la diferencia. Nuestra selección de semillas abarca desde cepas de CBD suaves hasta sativas más activas — líneas sanas y fuertes que responden bien a un cuidado equilibrado.

Vigila tus plantas, ten paciencia y recuerda: son más resistentes de lo que parecen. Un pequeño ajuste y constancia hacen mucho.